Concursar para un puesto y ganarlo
El viernes pasado, a las 10 de la mañana me presenté en el Hospital J.B. Iturraspe de Santa Fe para concursar por un puesto en una pasantía en el servicio de Gineco Obstetricia. No era un examen, sino una charla en la que los médicos que te entrevistaban (eran dos) investigaban sobre tu vida y tus motivaciones para entrar a trabajar con ellos.
Éramos once médicos (o casi médicos) los que estábamos en la sala de espera del hospital para entrar a hacer la entrevista. Fue la primera vez en mi carrera de medicina que tuve que competir con mis colegas y compañeros para ganar un puesto. Me sentía rara, pero nunca hubo un clima feo, ni miradas de reojo, ni envidias.
No competíamos por cuánto sabíamos, sino por cómo demostrábamos que estábamos capacitados para ese puesto.
Siempre cuento una anécdota que mi papá me contó que no sé de dónde sacó:
«En la mejor universidad de Estados Unidos dos chicos competían por el mismo puesto. Solo había un vacante. Los dos eran brillantes, los mejores promedios y los dos habían rendido con 95 un examen de 100 preguntas. Cuando los jefes tuvieron que decidir quién quedaría en el servicio, decidieron hacerles una entrevista para definir. La única diferencia que encontraron fue que uno tocaba el violín y ese fue el que quedó seleccionado.»
Mi papá me contó esto hace muchos años, cuando yo estaba en la escuela secundaria y desde ese entonces me quedó grabado de algún modo y siempre pienso en esa moraleja cuando quiero lograr algo.
Yo quedé segunda en la escala de méritos y creo que fue por lo que me destacó del resto. No nombro mi promedio, ni los cursos que hice relacionados a la medicina porque en ese aspecto todos estábamos igual.
Me eligieron para trabajar con ellos porque:
- Tengo una pasantía en docencia de la Universidad Nacional del Litoral.
- Hablo Inglés, Francés e Italiano.
- Trabajé en muchas áreas distintas: en Internet como blogger, en el Estado como profesora de macramé, en el negocio de mis padres y etc.
Pero además y (para mí) sobre todo porque:
- Tuve presencia durante la entrevista, fui elegante vestida, sonreí, estaba erguida.
- Hablé con propiedad, sin problemas, con una voz clara y firme, sin gesticular demasiado.
- Supe cómo romper el hielo y hacer que los médicos se interesaran en lo que yo les contaba de mi vida.
- Logré (sin proponérmelo) que los médicos se rían conmigo en dos oportunidades.
- Los miré siempre a los ojos y no dude mis respuestas.
A mí nadie me enseñó a dar una entrevista, pero creo que la actitud es fundamental en todos los aspectos de la vida. Yo les vendí a los médicos lo mejor de mí y no por eso fui agrandada o arrogante. Jugué mis mejores cartas, porque eso es lo que hago en la vida diaria ya sea cuando compro el pan o cuando voy a rendir un examen.
Una de las preguntas que me hicieron fue:
¿Cómo conseguiste el trabajo de blogger en Perfil?
Y yo largué una risita (era la mejor pregunta que me podían hacer porque iba a poder demostrar cómo soy) y les conté la historia. Se sorprendieron.
Cuento todo esto porque me parece importante destacar que uno puede lograr que el otro lo vea con los mejores ojos. Solo se necesita un buen respaldo (académico, cultural) y una personalidad segura. Se que no son cosas fáciles de lograr, pero con ejercitación y esmero se pueden conseguir.
Por último, les pego a continuación la carta que le escribí al jefe del servicio para que me reciba.
Santa Fe, 2 de septiembre 2011
Estimado Doctor,
Me dirijo a usted para presentarle mis intenciones de participar en la selección de nuevos candidatos para el puesto de becario en el Servicio de Ginecobstetricia del Hospital J.B. Iturraspe, el cual usted dirige.
Mis objetivos son poder colaborar con el servicio, quedando a su entera disposición. Me interesa tanto la práctica clínica, como la investigación, la estadística y el estudio en profundidad de casos especiales.
Mi intención es poder formar parte del servicio de Ginecobstetricia por los siguientes seis meses para poder aproximarme a lo que será mi área de estudio en la residencia médica del próximo año.
Soy una mujer segura de sí misma, con ideales claros y mucha convicción para lograr mis objetivos. Me integro bien a los grupos de trabajo y fomento un clima adecuado, tanto en situaciones convencionales como durante el estrés.
Tengo varias experiencias de vida, como viajes, distintos trabajos realizados y el uso de diferentes lenguas, que pueden aportar una mirada diferente hacia el mismo problema.
Quedo a la espera de sus notificaciones.
Sin otro particular lo saluda,
Ingrid Briggiler
Espero me den sus opiniones al respecto y me cuenten qué piensan de este tema que propongo de la actitud y el logro de los objetivos planteados.
(A lo mejor en el futuro escribiré «Concursar para un puesto y perderlo», lo que no está mal, también se encuentran cosas positivas en las derrotas.)