HOME | LAS MUJERES SON DE MI EQUIPO | SOBRE MÍ | CONTACTO

Soy yo: Vivi Usai

Durante mis años de residencia me crucé con muchos compañeros de trabajo, pero hoy les voy a contar la historia de Vivi, una loca colorada que se destaca en los pasillos del Hospital César Milstein por su generosidad, alegría y ese andar algo chanfleado.

A todos nos ponía apodos divertidos (El Cortadito, por nuestro compañero judío; Cortinys, por nuestra compañera petisita y La alegría del hogar, a mí, por estar siempre seria). Nos ayudaba cuando estábamos a las corridas para resolver alguna macana administrativa. Nos hacía masajes cuando no dábamos más del cansancio y siempre estaba dispuesta a sacarnos una sonrisa.

Fanática del Pincha, Vivi el último año salió del closet y nos contó a todos sus compañeros del hospital que es lesbiana. También empezamos a ver sus fotos en Facebook feliz de la vida con su pareja, Silvia. Salían a pasear, de compras, a comer. Todos en el hospi nos alegramos por la buena noticia.

Pero ella estaba amargada y un día me la crucé en el comedor del hospital y le pregunté qué pasaba. Me contó que su sobrina, al descubrirla infraganti la delató y la expuso frente a toda su familia. Buchona.

Ella vivía con su mamá, su hermana, su sobrina y sus perros y gatos. Amaba a todos y también los mantenía, porque trabajar en el hospital daba sus frutos y no tenía demasiados gastos.

Su sobrina tenía algunas changas pero Vivi era quien le pagaba cuanto capricho se le ocurriera: viajes, ropa, anillos, perfumes.

Su hermana estaba en silla de ruedas porque luego de tirarse de una terraza por un mal de amores le tuvieron que amputar una pierna. Era la amante de un señor y ante la negativa de él de separarse amenazó con suicidarse y lo intentó. Es la hermana melliza, pero siempre tuvo una actitud de dominación hacia Vivi, la dirigía, le decía qué hacer y la maltrataba. Había elegido ser la segunda de los hombres por lo general violentos, egoístas, algo vagos y a todos los llevaba a la casa familiar.

La madre tenía fascinación por la hermana de mayor perfil y a veces se juntaban en contra de la voluntad de Vivi: estar tranquila con sus perros, sus gatitos para cuidarlos y de vez en cuando salir a pasear.

Cuando Vivi conoció el verdadero amor, Silvia, empezó a ausentarse de su casa, se escapaba para vivir su verdadera historia y cuando la descubrieron la echaron de la casa a los 52 años, siendo ella la fuente principal de ingresos y la que siempre estaba disponible para los otros.

Se sintió devastada, su sobrina, la luz de sus ojos, su Bebé, la había delatado, la había traicionado. Su madre no la reconocía y su hermana metía púas. Silvia la recibió en su casa y la cobijó mientras pasaba el mal trago. Pero lejos de ser esto una limitación a sus sentimientos más profundos, fue una liberación, nos presentó a su novia y, a pesar de extrañar mucho a sus mascotas, comprendió lo valioso de ser auténtica, que no vale la pena vivir atrás o atada a gente que no te valora o quiere (a pesar de que sea la propia familia).

¡Que viva el amor! Gracias Vivi y Silvia por permitirme contar esta historia.

Si quieren contactarse con Vivi, este es su perfil de Facebook.

Bookmark and Share


Dom, octubre 30 2016 » Las mujeres son de mi equipo, Varios

Deja un comentario